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¿Cómo puedo ayudar a mi perro a la vuelta a la rutina después de las vacaciones?

Interminables paseos, tardes con amigos, mimos, relax... tu perro también vuelve de las vacaciones con muchos recuerdos y cuando llega el momento de volver a casa, las cosas no siempre son fáciles. Aquí tienes algunos consejos para un regreso sin problemas para él y para ti.



Realiza un chequeo de salud y estado físico

Garrapatas, pulgas, chinches, irritaciones diversas debidas al agua del mar, la arena y la vida al aire libre, el exceso de comida, el contacto con otros numerosos perros, la presencia de ácaros, lesiones en las almohadillas de las patas, etc., tu perro te trae maravillosos recuerdos de tus vacaciones, pero también algunos contratiempos.

Un baño o incluso una buena sesión de acicalamiento permitirá a tu mascota recuperar una higiene impecable y detectar cualquier huésped indeseado o llagas que deban ser tratadas.

Presta especial atención a la limpieza de las orejas y prepárate para la muda de pelo de tu perro en otoño. El cepillado regular será la acción más apropiada - ¡y un momento especial para compartir!

Tratamientos contra posibles parásitos externos, administración de un desparasitante, puesta en marcha de una pequeña dieta, gestión del estrés, la ansiedad y la melancolía... Es el momento ideal para realizar una revisión en tu veterinario favorito que le examinará, administrará y aconsejará, para afrontar la vuelta a la normalidad con un buen estado de ánimo y el cambio de estación en las mejores condiciones físicas.

Consejo Jardiland: si tienes varias mascotas, este chequeo es para todas ellas porque cada una puede contaminar a las demás sin que todas muestren necesariamente síntomas.



Retomar gradualmente los buenos hábitos

Si tu perro ha sido alimentado con una dieta muy diferente a la habitual, vuelve gradualmente a su dieta habitual tanto en contenido como en cantidad. No se trata de provocar un malestar intestinal, ni de frustrar o confundir a tu perro más de lo que ya está. Se trata de volver a una rutina tranquilizadora, de la que la alimentación forma parte.

Tu mascota ha pasado mucho tiempo al aire libre y necesita aclimatarse a la vida en un piso de nuevo: saca tiempo para dar largos paseos con él tan a menudo como sea posible. Si no puedes mantener el número de paseos, vuelve a la rutina reduciendo poco a poco el número y la duración de los mismos.

Tanto si estás de vacaciones contigo como si estás con otras personas, el ambiente es más permisivo: limita poco a poco el abanico de posibilidades hasta volver a las normas habituales. Tu perro -con la excepción de los cachorros que todavía están aprendiendo- conoce la diferencia entre reglas y excepciones, un lugar para vivir y un lugar para ir.




Reaprender a estar solo

Durante las vacaciones, tu perro seguramente habrá sido llamado más de lo habitual y habrá pasado más tiempo en tu compañía, con otras personas o con otros compañeros. Cuando vuelva a su vida cotidiana, volverá a experimentar la ausencia del otro. Sin duda, este sentimiento de soledad es el que más problemas le causará a tu compañero canino cuando la rutina vuelva a imponerse.

Lo ideal es emprender una vuelta gradual a la normalidad, una reducción del tiempo que pasáis juntos, de las actividades conjuntas y de las interacciones afectivas, unos días antes del final de las vacaciones: una primera etapa de destete, por así decirlo.

Y si vives en un piso, las estancias más frecuentes en el interior le prepararán física y mentalmente. También puede ser el momento de regalarle un nuevo juguete que le acompañe en este periodo de transición.




Combatir la depresión

Pérdida de apetito, apatía, llantos y lloriqueos, ladridos, comportamiento destructivo: son muchos los signos de infelicidad. La mayoría de las veces, éstas resultarán ser temporales y tú y tu compañero canino pronto encontrarán un cierto equilibrio en la normalidad de la vida cotidiana.

Por supuesto, puedes ayudar a tu perro a superar más rápidamente este sentimiento de soledad.

Como hemos visto, la anticipación ayudará en gran medida a que tu perro sufra menos el cambio.

Pero más allá de los hábitos, también puedes trabajar tu comportamiento respondiendo menos a sus peticiones, tomando un poco de distancia emocional con él, animándole a tener su propia vida, lejos de ti, incluso dentro de la misma casa.


Asegúrate también de adoptar un comportamiento más neutro en los momentos previos y posteriores a tu ausencia: nada de comportamientos efusivos ni de abrazos.

En su lugar, ofrécele un juguete o una golosina, como un hueso, para que lo muerda y así demostrar su alegría por haberse reunido con él y su buen comportamiento.

No se trata de privarle del afecto y del placer de estar juntos, pero si tu perro es ansioso por naturaleza, es para restarle importancia a la ausencia. Para demostrarle que la ausencia es una situación como cualquier otra y, además, temporal.

Este trabajo conductual será aún más beneficioso si tú también sufres esta separación.

No olvides que tu serenidad dependerá de la de tu perro, que siente profundamente tus ansiedades y reticencias.


Asegúrate de que el espacio donde vive tu perro está limpio y es cómodo mientras estás fuera. Dale a tu perro algo con lo que acurrucarse -una manta, por ejemplo- y algo con lo que jugar.

Asegúrate de que no hay grandes diferencias de temperatura entre tu casa y tu destino de vacaciones. Si lo hacen, actúa en consecuencia (mucha hidratación y acceso a habitaciones frescas si las temperaturas son altas, mantas y ropa si las temperaturas son bastante más bajas).

Si hace una tontería, no le castigues, ya que es inútil e incluso contraproducente. Por otro lado, no le des golosinas sin motivo, ni en exceso ni, en todo caso, en cualquier momento y de cualquier manera. Preferiblemente en caso de buen comportamiento y si simplemente quieres compartir un momento de placer y complicidad, ofrécele algo y al menos pídele que se siente.

Si, con el tiempo, tu perro parece persistir en una forma de depresión y nada mejora su estado, consulta a un veterinario que puede optar por administrar un sedante suave o algo un poco más fuerte si es necesario, aconsejarte sobre el comportamiento a adoptar o posiblemente te remitirá a un especialista en comportamiento canino.


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